El Primer Triunvirato

|


Poco antes de la muerte de Sila, el cónsul Marco Emilio Lépido se puso al frente del partido demócrata con el fin de derogar toda la legislación promulgada durante la dictadura. El senado reaccionó confiriendo poderes extraordinarios al general Cneo Pompeyo, que reprimió por la fuerza la tentativa. Pompeyo y el también general Iicinio Craso fueron elegidos cónsules en 70 a.C. (Los cónsules, en número de dos, eran los magistrados supremos de la república, y su mandato duraba un año.) Aunque en otro tiempo fueron partidarios de Sila, desmontaron toda su obra legislativa y favorecieron a los demócratas.


En ausencia de Pompeyo, que guerreaba en Asia, Craso se atrajo a su causa a Cayo Julio César, vástago de una familia patricia que por entonces iniciaba sus actividades políticas. Pompeyo regresó victorioso de sus campañas, pero el senado le regateó reconocimiento y honores e impugnó muchas de sus medidas de reparto de tierras entre sus veteranos. César también tuvo motivos de queja contra el senado, pues pese a sus méritos sólo halló obstáculos para presentar su candidatura al consulado (59 a.C).

Craso era otro de los descontentos, por la sistemática obstrucción de los senadores a sus medidas para favorecer al pueblo (nada desinteresadas, por lo demás, pues buscaba partidarios en la única capa social donde podía hallarlos).
Las circunstancias mencionadas aproximaron a esos tres hombres, que acordaron favorecerse mutuamente. De hecho se complementaban: César disponía del apoyo popular que Craso precisaba, Pompeyo contaba con el ejército, y la gran fortuna de Craso era imprescindible para cualquier iniciativa. Se formó así un triunvirato que se reforzó mediante alianzas matrimoniales.

0 comentarios:

Publicar un comentario