Conquista de Perú

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Francisco Pizarro (h. 1475-1541) había ejercido funciones de alcalde en Panamá y realizó diversas exploraciones por el litoral pacífico de América del Sur. En 1531 entró en contacto con el gran imperio inca, inmerso en la guerra civil entre los partidarios de Huáscar y Atahualpa.

Una vez en Cajamarca, los españoles lograron atraer a Atahualpa, que estaba ganando la guerra, y se apoderaron de su persona. Con el cautiverio del monarca, todo el edificio jerárquico del imperio quedó desvitalizado. En cuanto a la mayoría de la población, constituida por pueblos sometidos y por unos campesinos serviles, vio la conquista como un simple cambio de amo.


A Huáscar se le mantenía prisionero en el Cuzco, adonde se dirigía Atahualpa en el momento de la llegada de Pizarro. Creyendo que su hermano podía aliarse con los españoles, mandó emisarios con órdenes de que se le diera muerte. Atahualpa entregó un fabuloso rescate en oro a sus captores, pero eso no impidió que fuera juzgado por la muerte de Huáscar, condenado y ejecutado. A partir de ahí comenzó la auténtica conquista del territorio. Pizarro fundó Lima, donde radicó la capital administrativa española, y los últimos focos de resistencia incaica quedaron sofocados hacia 1572.

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